Deja una puerta abierta y perderás un imperio milenario.

Todo por servir se acaba, dice el dicho, y por algo. Los imperios también. Son como seres vivos, nacen, crecen, a veces se reproducen, y terminan desapareciendo. Las causas son casi siempre las mismas, corrupción, la ineptitud de sus gobernantes, luchas internas de poder y la falta de interés de su ciudadanía que termina por debilitar las instituciones y hacerlas vulnerables a la conquista por otra fuerza política. La caída del Imperio Romano de Oriente cumple con dichas características, nada de extrañar en los restos de un ente que había sobrevivido 1.500 años, cansado, debilitado y listo para ser invadido. Es sólo una cuestión del destino, un detalle de la historia, que su última batalla la perdiera por un accidente fortuito, un olvido, pues durante el Sitio de Constantinopla, alguien se dejó una puerta abierta por la que el enemigo pudo entrar, acabar con la resistencia y con una época.

Fall-of-constantinople

En 1453 Bizancio había dejado de ser la superpotencia Europea heredera de Roma. Dos siglos y medio antes, una disputa entre emperadores impopulares atrajo a los caballeros europeos de la Cuarta Cruzada que se dirigían hacia Palestina para recuperar Jerusalén. Los cruzados recibieron promesas de ayuda financiera por parte de uno de los contendientes al trono de Constntinopla, Alexos Angelos, si estos le ayudaban a recuperar el poder, y así lo hicieron. La toma de Constantinopla por los cruzados.En agosto de 1203, Alexos era coronado co-emperador, pero el gusto no le duró mucho, ya que una revuelta popular en enero del año siguiente lo derrocó, y un mes después era asesinado. Los cruzados y sus aliados los venecianos, al ver perdidas sus posibilidades de recibir el dinero prometido y con un ejército poderoso a su disposición, decidieron tomar Constantinopla por su propia iniciativa, objetivo que lograron en abril de 1204. Los territorios de Bizancio fueron repartidos entre los señores de la guerra y, con Constantinopla como capital, nació el Imperio Latino, un estado feudal controlado por los cruzados que duró hasta el año 1261, cuando Alexios Strategopoulos logró reconquistarla para los bizantinos, casualmente gracias a que pudo entrar por una puerta poco vigilada.

Pero Bizancio ya nunca fue lo mismo, y menos cuando las cruzadas, más que recuperar Tierra Santa, tuvieron el perverso resultado de unificar a los sultanatos locales que culminaron con la fundación del Imperio Otomano por Osman I en 1299. El siglo siguiente vio la expansión del imperio por el resto de la Península de Anatolia y hacia Europa, cuando Murad I conquistó los Balcanes, dejando a Bizancio poco más que Constantinopla y el Peloponeso. En 1451, un joven Mehmed Isultán accedió al trono otomano por herencia y, a pesar de que tenía sólo 19 años, inmediatamente decidió terminar el trabajo de sus antepasados y conquistar la capital ansiada. Mehmed II no se tomó el enemigo a la ligera. Su primero paso estratégico fue asegurar a los bizantinos que no representaba una amenaza, y lo consiguió. Sin embargo, a principios de 1452 inició la construcción de una fortaleza en el extremo oriental del Bósforo, en el lado europeo, y tan sólo unos kilómetros al norte de Constantinopla. Con esta posición, Mehmed consolidó su control del tráfico marítimo en el estrecho, con vistas a evitar que la colonias genovesas en el Mar Negro pudieran asistir a Constantinopla. Al mismo tiempo, envió un ejército al Peloponeso para vigilar que los déspotas Tomás y Demetrius no asistiesen a su hermano Constantino XI, emperador de Bizancio.

Para entonces Constantino ya había adivinado las intenciones de Mehmed y buscó ayuda en Europa  través del Papa Nicolás V, quien desde el primer momento se sintió dispuesto a salvar el último Constantino XI Palaiologosreducto cristiano en la zona. No obstante, los reyes europeos estaban ocupados con sus propias guerras; Francia e Inglaterra a punto de terminar la Guerra de los Cien años, el Sacro Imperio Romano Germánico en su guerra civil de los principados, y España en sus últimos coletazos de Reconquista. Constantino tan sólo podía contar con la ayuda de los venecianos, pero la desconfianza entre las dos naciones era tal desde la conquista de Constantinopla de 1204, con fuerte participación veneciana, que retrasaría la ayuda hasta que fuese demasiado tarde.

Protegidos sus flancos, Mehmed se presentó ante Constantinopla el 2 de abril de 1453 con sus generales Zaganos Pasha y Suleiman Baltoghlu al mando de un ejército de entre 70 mil y 300 mil hombres, según las fuentes (estimaciones contemporáneas dejan el número en 80 mil), entre los cuales había 7.000 jenízaros, las fuerzasCañón otomano de elite del Imperio Otomano. Mehmed también contaba con una flotilla de 126 barcos de diferentes tipos con la cual cerrar el cerco por mar. Célebres son los cañones que Mehmed había ordenado construir, uno, el llamado “Basílica”, capaz de disparar un proyectil de piedra de 272 kilos a una distancia de kilómetro y medio, inéditos hasta aquella batalla. Dentro de la ciudad sitiada, Constantino disponía de unos 7.000 hombres de diversas nacionalidades, incluyendo turcos leales a Constantinopla, soldados bien entrenados para proteger a una población de 50.000.

El 5 de abril Mehmed dio comienzo al sitio, y durante las primeras semanas sus grandes cañones golpearon fuertemente las murallas, horadándolas en algunas secciones, pero el lento ritmo de los cañones, que tardaban hasta tres horas en ser cargados, permitió a los sitiados reparar los daños entre los ataques. Pasha ordenó numerosas embestidas de infantería sobre la muralla, que no tuvieron éxito, pero sí muchas bajas. La confianza de los sitiados permanecía alta. Por mar, Constantino había colocado una larga cadena defensiva que atravesaba el Cuerno de Oro, un estuario que dividía Constantinopla, y ahora Estambul, de otra fortaleza bizantina, y todos los esfuerzos de Baltoghlu resultaron infructuosos, aunque el 22 de abril los barcos turcos fueron trasladados por tierra alrededor del Cuerno de Oro y pudieron entrar en el estuario para amenazar las murallas desde el mar. Aún así, Constantinopla resistía.

Sitio de Constantinopla.

Ante sus fallidos esfuerzos frontales contra las murallas, a mediados de mayo Mehmed pagó a mineros alemanes para que construyeran túneles y así debilitar las defensas. Sin embargo, los bizantinos también contaban con un minero, Johanes Grant, quien construyó sus propios túneles para atacar a los turcos. El 23 de mayo capturaron a dos oficiales turcos que bajo tortura revelaron la localización de todos los túneles otomanos, y fueron destruidos. Frustrado, Mehmed envió un emisario a Constantino ofreciéndole rendir la ciudad a cambio de permitir a todos sus soldados escapar con sus pertenencias y reconocerlo como gobernador del Peloponeso. Constantino respondió:

“Entregaros la ciudad no depende de mí  o de ninguno de sus habitantes, ya que hemos decidido morir por nuestra voluntad sin consideración a nuestras vidas”.

En esos días Mehmed planificó con su estado mayor un ataque frontal con todas sus fuerzas para rendir de una vez por todas la ciudad sitiada. Se marcó la fecha del 28 de mayo, después de dar tiempo a las oraciones de los soldados. Mientras tanto, el día 27, una flota de 12 barcos venecianos consiguió romper el cerco y llegar a Constantinopla, sólo para informar que no se esperaban más refuerzos.

La ofensiva comenzó poco después de la media noche del día 28, con tropas cristianas leales a Mehmed, les siguieron los asappi y los anatolios, que hacia la madrugada lograron romper una brecha en la muralla exterior, pero que con igual presteza fueron repelidos. Una lluvia constante de flechas y balas de cañón caía sobre La caida de Constantinopla, por Fausto Zonaro.Constantinopla, que poco a poco veía reducidas sus posibilidades. Finalmente atacaron los jenízaros, a quienes el mismo Constantino se enfrentó con sus últimos hombres. De pronto, por la puerta de Kerkoporta, que había sido dejada abierta, un grupo de turcos entró en la ciudad y se dirigieron a abrir otras puertas que permitieron la invasión del resto del ejército. Cuando los defensores bizantinos vieron las banderas otomanas ondeando sobre la muralla, corrieron a proteger a sus familias y los venecianos hacia sus naves. Se cree que Constantino murió en los estertores de la batalla. Mehmed premió a sus soldados con tres días de saqueo y rapiña. El último reducto del Imperio Romano de Oriente había sido conquistado.

La Caída de Constantinopla el 29 de mayo de 1453 no sólo marcó el fin de un imperio, sino el de una era, la Edad Media. El Imperio Otomano consolidó su poderío en el Medio Oriente y el sureste europeo y cerró las puertas de Asia a los comerciantes. Europa se vio obligada a buscar nuevas rutas hacia Oriente y a encontrarse fortuitamente con América, relanzando la supremacía de los reinos occidentales a costa de los recursos del nuevo continente. Roma había desaparecido, pero sus herederos se levantaron de las cenizas de Constantinopla para extender su cultura e imprimir su religión a los pueblos americanos. Una puerta abierta terminó con un imperio, y marcó el inicio de otros.

Acerca de J.G.Barcala

Profesor y traductor de idiomas. Comprometido con la libertad, la democracia y el progreso. Aventurero y viajero empedernido. Escritor de todo lo que se preste.
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5 respuestas a Deja una puerta abierta y perderás un imperio milenario.

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  2. ¡Interesante artículo! Permíteme agregar que la caída de Constantinopla beneficiará inmediatamente a los portugueses, pues en enero de 1455 el Papa Nicolás V (el mismo que mencionas aquí) le otorga al rey Alfonso V de Portugal la propiedad exclusiva de todo cuanto se encontrase en el Atlántico, al sur del Cabo Bojador – siempre que fuesen tierras inhabitadas o habitadas por infieles. Esta bula oficializó la exclusividad que Portugal ya tenía de facto, pues Castilla estaba sumida en luchas nobiliarias y Aragón miraba hacia el Mediterráneo. El Papa apoyó la exploración portuguesa esperando que tuvieran éxito al bordear el continente, para ser capaces de cercar a los turcos. Cuando Colón llega a América los portugueses intentan reclamar las nuevas tierras basándose en esta misma bula.
    El siglo XV es muy interesante y sin dudas uno de los más importantes en la historia.
    ¡Saludos!

    • J.G.Barcala dijo:

      Hola Mauricio,
      efectivamente, la Caída de Constantinopla fue el revulsivo para que los europeos buscaran nuevas rutas hacia Asia, y los portugueses, expertos navegantes y en el lado correcto de Europa (geográficamente), pudieron aprovecharse muy bien de la situación, al igual que los españoles. El mundo cambió para siempre con aquellos eventos, y por ello me pareció adecuado contarlos en estas páginas.
      Muchas gracias por leer y comentar.
      Un cordial saludo.

  3. Hola Jesús,
    …y con los sultanes en el poder llegó su máxima obsesión: conservarlo. Se creó una ley, la «ley del fratricidio», por la cual se querían asegurar la supervivencia de la dinastía con sus herederos varones. Con esta ley, el sultán podría asesinar a todos sus hermanos y parientes que pudieran disputarle ese trono, y así lo hizo Mehmet III cien años después de la conquista de Constantinopla. Frívolo y ocioso, el mismo año de ocupar el trono en 1595, llamó a sus 19 hermanos (una buena prole) a » besarle la mano». El mayor de todos no tenía más de once años y, tras cumplir todos con el protocolo, les hizo circuncindar para después llevarles a parte para ser estrangulados, uno tras otro. No tranquilo todavía, hizo matar a sus veinte hermanas, a otros dos niños varones que nacieron tras la muerte de su padre y a todas sus concubinas que pudieran estar embarazadas. Vaya, muy civilizados no fueron en aquellos tiempos.
    Un abrazo y gran artículo. Me has recordado Constantinopla y te lo agradezco.

    • J.G.Barcala dijo:

      Hola Francisco,
      me acordé de la Ley del Fraticidio escribiendo el artículo, un despropósito donde los haya. No se me ocurre pensar a qué mente maquiavélica se le pudo haber ocurrido. Tremendo ejemplo más de hasta dónde llega el ser humano en sus luchas por el poder.
      Respecto a Constantinopla, recuerdo muy bien cómo nos hacían recitar eso de que la Edad Media terminño con la Caída de Constantinopla en 1453, nunca se me ha olvidado, y no creo que se me borre de la mente nunca, pues es uno de los momentos claves de la historia universal. Lo gracioso es que al final haya caído por una puerta abierta…;)
      Mil gracias por tu comentario.
      Un abrazo.

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