La emigración forzosa más grande de la historia.

Dijéramos que conozco a una mujer llamada María y que esa mujer es familia política de alguien cercano a mí. Dijéramos también que esta señora que actualmente tiene setenta y pocos años, nació en Rumania,  pero tuvo la suerte o la desgracia de haber nacido dentro de lo que consideramos un “grupo étnico” llamado Reichsdeutsche, alemanes del imperio o simplemente, ciudadanos alemanes. Al final de la Segunda Guerra Mundial y siendo María todavía una pequeña y, sin conocer o entender las causas, ella y su familia fueron expulsadas de su país y enviadas a un campo de refugiados en Austria, donde permanecerían hasta 1955. Al igual que ella, más de diez millones de alemanes étnicos fueron arrancados de sus hogares y forzados a emigrar principalmente a Alemania y a Austria, en parte como venganza por los desmanes cometidos por los nazis durante la guerra, pero también con la intención de los aliados de crear estados étnicamente más homogéneos, en los que evitar los problemas de los nacionalismos.

Emigrantes alemanes

Sin duda la experiencia de los nacionalismos surgidos en el siglo XIX en Europa Central y del Este dio más que razones para erradicarlos. Basado en el racismo, el resentimiento y la envidia, el nacionalismo decimonónico, al igual que el actual, pretendía separar poblaciones humanas de acuerdo con parámetros artificiales que más tenían que ver con la política que con las realidades humanas. Contrariamente a lo que había sucedido en Francia o España, donde las poblaciones europe1919-1929eran y son culturalmente más homogéneas, las naciones herederas del Imperio Romano se habían constituido dentro de fronteras decididas en batallas y tratados, y no de acuerdo con las sensibilidades o afinidades culturales de sus habitantes, y los partidos nacionalistas se aprovecharon de esta realidad para azuzar el odio con fines electorales. No había mejor ejemplo que el Imperio Austro-Húngaro, donde alemanes y húngaros compartían país con checos, rumanos, eslovenos, búlgaros, serbios, croatas, rusos y hasta turcos, y casi todos estos grupos contaban con algún partido político que “protegiera” sus intereses. Pero el Tratado de Versalles había desmembrado dicho ente político y había creado o recreado países donde antes había un imperio sin resolver la cuestión de la multi-nacionlidad, pues las fronteras de los nuevos países tampoco coincidían con los mapas étnicos. Así, millones de alemanes quedaron repartidos entre los nuevos territorios, sin contar con aquellos que permanecieron en la Patria.

La llegada de los nazis al poder en 1933 significó un nueva era en los intentos de crear un estado étnicamente “puro”. No sólo se trataba de expulsar a los ciudadanos considerados como no deseables, sino de reunir bajo un mismo territorio a los germano-parlantes, ya fuese invitándolos a vivir en Alemania o anexionándose aquellas regiones pertenecientes a otros estados donde habitaban Reichsdeutsche. Una de las tácticas más socorridas por Hitler y sus esbirros para desestabilizar a sus vecinos fue precisamente agitar  a esos grupos para que se quejaran de discriminación o malos tratos y así permitir que los nazis se inmiscuyeran en las políticas internas de dichos estados. Ya durante la guerra, millones de personas fueron expulsadas de sus tierras por los nazis para dar lugar a colonos “arios”, dentro de la política de germanización de los territorios conquistados, principalmente en Rusia y Polonia. Pero las cosas empezaron ir mal para la Alemania nazi cuando el Ejército Soviético tomó la iniciativa en 1943, y peor aún después de las ofensivas del año siguiente. Cientos de miles de alemanes asentados en tierras anteriormente bajo el control ruso tuvieron que huir al mismo tiempo que las tropas nazis se retiraban. Ese fue el comienzo del éxodo más grande de la historia.

Se distinguen claramente tres etapas del proceso, que en algunos casos coinciden en espacio y lugar. La primera de estas etapas consistió en la mencionada huida de alemanes frente al avance soviético, muchos de ellos, como mencionábamos anteriormente, Reichsdeutsche asentados en territorios conquistados a Rusia y Polonia, pero la gran mayoría fueron alemanes étnicos con raíces en el este de Europa. Esa primera etapa se realizó bajo la presión de los ejércitos aliados, sin orden y sin apoyo para los civiles, que tuvieron que marchar en condiciones deplorables cargando con los pocos enseres que eran capaces de arrastrar con su propia fuerza y, en muchos casos, bajo el bombardeo del enemigo y condiciones climáticas extremas. Muchos murieron en el intento.

La segunda etapa comenzó ya en las postrimerías de la guerra, cuando los nuevos gobiernos de los países liberados organizaron expulsiones masivas de alemanes por el miedo al quintocolumnismo, y para evitar nuevos conflictos internos futuros. Este fue el caso de las expulsiones de Rumanía (incluida María, con tres años), Hungría, Bulgaria, Checoslovaquia (los tres millones de sudetes en este país fueron expulsados) y Yugoslavia.

Attlee, Truman, Stalin.

Attlee, Truman, Stalin.

La última fase comenzó después de la cumbre de Potsdam en julio y agosto de 1945 en la que los líderes de las naciones vencedoras, el Presidente de los Estados Unidos Harry Truman, el Primer Ministro del Reino Unido Clement Attlee y el dictador de la URSS, Josef Stalin, acordaron la ocupación militar de Alemania, así como la organización de Europa del Este de acuerdo con las fronteras de 1937, pero en un último arreglo, los representantes occidentales cedieron ante Stalin para que este mantuviera la posesión del este de Polonia, y entregar a este último país los territorios alemanes de Silesia, Prusia Oriental, Konigsberg y la ciudad de Danzig, efectivamente moviendo Polonia unos cien kilómetros al oeste como si fuera la pieza de un rompecabezas. También autorizaron la expulsión de todos los alemanes de dichos territorios. Alrededor de 7 millones tuvieron que abandonar sus hogares con rumbo a los restos de Alemania y, aunque supuestamente las expulsiones estaban mejor organizadas para asegurar un trato más “humano” a los emigrantes forzosos, no todos lo consiguieron. Hasta 1950, miles más fueron lenta pero constantemente expulsados de varios países europeos, incluyendo la vecina Holanda, de donde fueron forzados a emigrar 25.000 alemanes. Las cifras totales varían, pero la mayoría establece el número de desplazados forzosos entre 10 y 14 millones, el mayor éxodo de la historia y un cúmulo de violaciones de derechos humanos sin precedente, pero de este tema hablaré en un artículo próximo.

Refugiados de Prusia Oriental.

Refugiados de Prusia Oriental.

Sin embargo, la realidad es que poco o nada se menciona en los libros de historia modernos. De hecho, en los textos dirigidos  alumnos de secundaria en Alemania apenas hay dos párrafos dedicados a los eventos aquí descritos. En mis conversaciones con María en estos días pero también con el padre de un amigo que llegó de niño a Alemania Occidental desde Silesia, lo que he notado es más resignación que rencor. Saben bien que ellos no fueron culpables directos, pero entienden que sus antiguos países quisieran librarse de la “amenaza” alemana. Ambos se integraron sin problemas en la nueva Alemania que con su milagro económico de los años 60 fue capaz de darles sustento y la posibilidad de fundar una familia. María es ahora una entrañable abuela, y me cuenta sus recuerdos con toda naturalidad y, aunque  noto un deje de nostalgia en sus ojos, siempre concluye con la misma frase –ya es historia- dice – y la vida me ha dado mucho…

Acerca de J.G.Barcala

Profesor y traductor de idiomas. Comprometido con la libertad, la democracia y el progreso. Aventurero y viajero empedernido. Escritor de todo lo que se preste.
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13 respuestas a La emigración forzosa más grande de la historia.

  1. Dessjuest dijo:

    Espero ansioso esa segunda parte, porque creo adivinar de qué tratará, asunto espeluznante ese del que apenas se ha hablado.

    Abrazos.

    • J.G.Barcala dijo:

      Hola Dessjuest,
      ya estoy trabajando en ello, pero el tema es tan escabroso que lo hago poco a poco. Y tienes mucha razón, es un tema del que se habla muy poco.
      Un cordial saludo y gracias por comentar.

  2. Estupendo trabajo sobre un tremendo drama asociado a los continuos conflictos europeos. Para nosotros que vivimos en la periferia de este continente es una parte de la historia poco conocida, por eso cuando nos encontramos con personas como María o George, no podemos dejar de sorprendernos por las terribles historias que tantas veces se ocultan tras los rostros anónimos con los que nos cruzamos por la vieja Europa.
    Si te apetece te invito a conocer a George.

    ICH BIN DEUTSCH

    Felices Fiestas para ti y los tuyos.

    Luis.

    • J.G.Barcala dijo:

      Hola Magancontenedores,
      acabo de leer la historia de George y es realmente apasionante, todavía más llena de vuelcos y tragedias que la de María. Al final, ambos fueron parte de acontecimientos fuera de su control y pagaron con sufrimiento las terribles políticas de los nazis. Lo que más me entristece es que aún existan hombres que busquen dividir a pueblos y naciones por consideraciones puramente políticas. Es por eso que desde hace tiempo quería escribir esta historia, para recordar a mis lectores los terribles efectos del nacionalismo. Espero haya servido de algo.
      Muchas gracias, enhorabuena por la historia de George y un cordial saludo.

  3. Hola Jesús,
    puede que veamos estos episodios de la historia un poco ajenos, que no van con nosotros, alejados de nosotros como si nunca pudieran ocurrirnos. Pero si nos paramos a pensar (como tan magistralmente nos has inducido con el artículo), es algo horroroso difícil de explicar y de afrontar. Si nos dijeran hoy que dentro de unos días debemos abandonar nuestra casa, nuestras familias, nuestros amigos, nuestra vida… ¿qué pensariamos? Este pensamiento es aún más doloroso en estas fechas de fiestas navideñas, de fiestas en familia.
    Un abrazo y gracias por hacernos reflexionar

    • J.G.Barcala dijo:

      Hola Francisco,
      es verdad que desde España vemos estos eventos como algo lejano, pero no deberíamos confiarnos. Todavía en el mundo ocurren emigraciones forzosas, violentas la mayoría de las veces, y no muy lejos de nosotros. Además, el cáncer del nacionalismo lo conocemos bien y sabemos de lo que es capaz, por ello es clave que los políticos entiendan las posibles consecuencias y rectifiquen. Aparte de la historia de María, el tema me toca muy de cerca, pues no se me olvidará nunca que soy hijo de refugiados y, aunque al igual que María no siento ningún rencor, si lucho porque no vuelva a suceder.
      Muchas gracias por tu comentario. Un cordial saludo.

  4. francisca leon dijo:

    ISTORIAS COMO ESTAS SE DEBIAN CONTAR MAS ,PARA QUE GENTE COMO YO, PODAMOS ENTERARNOS DE LA ISTORIA COMPLETA,
    NO SOLO LO QUE ALGUNOS SISMEMAS QUIERN ENSEñARNOS

  5. Antonio Soto dijo:

    Hola: Más allá del rescate histórico de este tema (ya de por sí meritorio) que se ha dejado caer en el olvido, como tantos otros, por obvias razones políticas,me parece necesario rescatar que hubo otras salidas posibles (que no llegaron a desarrollarse en todo su potencial) que escapan a la lógica nacional-étnica en la que basas tu explicación. Es más, los descendientes de colonos alemanes en territorio no alemán ( lo que llamas «alemanes étnicos»), sentían , en su mayoría, una lógica atracción hacia la política alemana, aunque ésta sea expansiva y particularmente nazi, por supuesto esa atracción es lógica para la «lógica nacional-étnica» y seguramente algunos supieron escaparse al «sentido común» nacionalista. Hay otras lógicas que hubieran sorteado tanto la ideología nacionalista extrema como el imperialismo tras-nacional de los emperadores austro-húngaros y otras familias regias. Me refiero específicamente a la lógica de clases que se expandió luego de la revolución rusa y se expresó en la de Bela Kun (1919). los diversas intentos en la Alemania post Versalles, sobre todo los intentos de los espartaquistas, la Baviera roja, etc. que fueron ahogadas en sangre por la socialdemocracia y sus Frei-Korps, junto a la invasión del territorio Ruso (donde también había alemanes étnicos, del Volga,etc). Estas revoluciones y otras de menor renombre,creo, eran la posibilidad de construir una Europa y un mundo sin nacionalismos, por supuesto esto no era viable con los tanques de Stalin, pero una política de clase, basada en el universal «proletarios del mundo…» hubiera evitado la artificial separación en nacionalidades de trabajadores y campesinos explotados por las distintas familias poderosas de la región. esta salida no fue posible por la falta de preparación de los revolucionarios (luego de la traición pro-nacionalista de la II internacional) y el fuerte arraigo de las ideologías religiosas, nacionalistas y localistas (entre las que se encuentra el etnicismo de las minorías de origen extranjero). Debe ser muy difícil determinar si ésta fue la emigración forzosa o no (las emigraciones por hambre de los europeos al nuevo mundo …por ejemplo¿no son también forzosas? y los africanos esclavizados- 10.000.000 de sobrevivientes?), no importa mucho el numero,lo podemos tomar como una licencia del autor para darle màs interés al articulo. Pero una política revolucionaria de los trabajadores de Europa central, hubiera transformado a las victimas en sujetos su propia historia y hubo responsables para que eso no sucediera. Disculpa si no es de tu agrado mi aporte pero, la nostalgia de los ojos de tu abuela merecen una respuesta mas optimista sobre el genero humano. Después de todo NADA «fue historia»….TODO ES Y SEGUIRÁ SIENDO HISTORIA. Un saludo y gracias por rescatar estos temas.

    • J.G.Barcala dijo:

      ola Antonio,
      muchas gracias por tu comentario, siempre es bueno escuchar todas las versiones y opiniones de un tema.
      Si entiendo bien tu comentario, crees que la lucha de clases o una revolución de los trabajadores hubiese evitado los nacionalismos. Si es así, tendré que discrepar (empezando porque no entiendo eso de «lógica de clases», pues yo no veo ninguna lógica en una división artificial), y tengo un muy buen ejemplo aquí mismo en España, donde tenemos partidos comunistas que constantemente llaman a la lucha de clases, al mismo tiempo que defienden el nacionalismo y quieren romper una nación centenaria. En todo caso, el famoso conflicto entre ricos y pobres no es más que un pretexto político para engañar a los menos informados y utilizarlos para alcanzar el poder. Bien sabemos que, en todos los países donde el comunismo se ha implantado, lo único que surge es miseria, represión y muerte.
      Muchas gracias nuevamente y un cordial saludo.

  6. anto33 dijo:

    Una triste realidad que muchos han preferido olvidar.Me recuerda a los rusos de las repúblicas ex-soviéticas,los serbios de Kosovo y otros casos,que demuestran que el nacionalismo sólo trae odio y dolor,nunca soluciones.

    • J.G.Barcala dijo:

      Hola Anto,
      tienes razón en que este tipo de eventos reciben muy poca atención, y este es sólo uno de ellos, aunque podemos decir que ha sido el mayor de la historia. Sin duda los nacionalismos son un cáncer, pero creo que sólo podremos erradicarlos con educación, y mucha paciencia…
      Muchas gracias por comentar.
      Un cordial saludo.

  7. Es increible la fuerza de algunas personas, y como se oculta la historia. Sin conocer la historia, volvemos a caer en errores del pasado.
    Feliz año Barcala

    • J.G.Barcala dijo:

      Hola Christian,
      los humanos somos capaces de muchas cosas en tiempos desesperados, y el éxodo forzoso de alemanes étnicos después de la SGM es un buen ejemplo. Pero es un caso muy difícil de juzgar, pues tuvo lugar en un momento y en un lugar donde nada era normal, donde el terror nazi había causado mucho dolor y la gente buscaba venganza en algunas instancias, y justicia en otras. Al final, no es más que una de las consecuencias del conflicto.
      Muchas gracias por tu comentario.
      Un cordial saludo.

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